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Con profunda y
lógica preocupación se sigue desde
las empresas privadas el proceso de
suspensión de distintas Obras
Sociales Sindicales para que puedan
seguir adelante con la Desregulación
del personal bajo convenio de las
empresas.
En efecto, a través de la resolución
45/2017, la Superintendencia de
Servicios de Salud ha suspendido a
tres Obras Sociales (la Obra Social
de la Actividad del Turf, la de
Sociedades de Autores y Afines y la
de la Cámara de Empresarios de
Remises) para realizar la recepción
de Formularios de Opción de Cambio y
por lo tanto a presentar Opciones de
Cambio de Obra Social en dicho
organismo.
Si bien naturalmente la resolución
en cuestión presenta sus
fundamentos, numerosos actores del
sistema de Obras Sociales, ven con
preocupación un cambio en la actual
política de libre elección de Obras
Sociales y por ende, del actual
modelo corporativo de cobertura
médica.
Si esto no se circunscribiera a las
Obras Sociales señaladas y por el
contrario se extendiera, estaríamos
hablando de un tema serio como es la
pérdida de la libertad que tiene la
gente de elegir la cobertura médica
de su preferencia.
Como todos sabemos hasta aquí
cualquier persona que trabaja en
relación de dependencia puede elegir
su cobertura médica. Dado que, si
bien por ley la persona está
obligada a afiliarse inicialmente al
Sindicato de su actividad, la gente,
cuando no le resulta satisfactoria
la oferta de cobertura médica
sindical, inicia simultáneamente con
ese trámite inicial de afiliación,
otro que le permite la elección de
su preferencia.
Naturalmente, no han sido pocas las
voces que se alzaron en contra de la
Desregulación de las Obras Sociales.
Que se hizo mal, que tendría que
haberse hecho distinto, que el
individuo sólo debiera poder contar
con su Aporte, pero no con la
Contribución, que el individuo
debería llevarse un promedio de los
ingresos de la Obra Social de la
cual “emigra” … en fin, esto ha sido
tema de numerosos, y muy buenos
análisis - por parte de
especialistas.
También debemos decir que este
proceso ha motivado que muchas Obras
Sociales hayan sufrido lo que se ha
denominado “el descreme”, con la
consecuente afectación de su ingreso
promedio - es decir, de sus
finanzas- y con el consecuente
impacto en el nivel prestacional.
Claro que cuando uno habla con la
gente, con el usuario final, lo que
escucha es:” ¿por qué voy a
limitarme a recibir menos de lo que
mi capacidad de compra que me
generan mis aportes y contribuciones
me permiten?”. Naturalmente es una
mirada distinta. La del sistema es
una mirada basada en la solidaridad.
La del usuario es basada en la
equidad y en su interés personal.
Lo cierto es que lo que está, es lo
que tenemos.
Igualmente, todos sabemos que apenas
transcurrido un mínimo tiempo del
famoso decreto 9 de la Presidencia
de Menem, no fueron pocas las voces
que comenzaron a solicitar “una
vuelta atrás” en la materia. Es más,
creo que no ha pasado ninguna
gestión por la Superintendencia de
Servicios de Salud sin escuchar el
reclamo de algunos sectores
sindicales para eliminarla o, al
menos, complicarla sustancialmente.
Ahora bien, como dijimos, lo que
está…está. Pero ¿Qué pasaría si
tuvieran éxito las voces que
impulsan su derogación?
Simplemente, tendría las siguientes
consecuencias:
•
Se
perjudicarían los usuarios ya que
estarán obligados a tener la Obra
Social de su actividad en lugar de
la de su elección.
•
Por
ende, recibirán un servicio médico
por debajo/muy por debajo del que
antes podían
•
La
gente que no lo acepte tendrá que
abonar una cuota en una empresa de
medicina prepaga perdiendo todos los
aportes de ley (que irían
naturalmente al respectivo
Sindicato).
•
Las
empresas, que antes brindaban un
Plan Médico Corporativo a su
personal de convenio -en gran parte
financiado por los Aportes y
Contribuciones-, si quisieran
continuar con la política, deberán
hacer “doble pago: el de la Obra
Social respectiva y, en forma
directa, un Plan Médico en una
prepaga. Esto era lo que se hacía
antes de la Desregulación. Ahora la
mecánica pasaría a incrementar el
tan repetidamente señalado “costo
Argentino”.
•
Las
empresas que no lo hagan para evitar
los obvios mayores costos que
generaría esa situación, perderán
capacidad de “atracción” para nuevos
empleados, ya que la cobertura
médica es el factor más importante
después del salario. También
perderán capacidad competitiva con
otras empresas que sí lo hagan en su
sector de negocios o en otro sector
de la economía.
•
Como
consecuencia de lo descripto en el
punto anterior, las empresas que no
dupliquen el gasto tendrán personal
en iguales funciones, en donde unos
tendrán cobertura médica de primera
línea (los que venían del “sistema
anterior”) y otros no la tendrán
(los nuevos empleados bajo el “nuevo
sistema).
Es decir que para la gente y para el
sector corporativo es la peor
noticia que podrían darle.
Naturalmente amigo lector, esperamos
y confiamos que esto no ocurra.
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