SALUD PARA
LLEVAR… POR FAVOR
LOS CUIDADORES
TIENEN UN ROL IMPORTANTE PARA
ALCANZAR METAS DE SALUD. PERO AL
CUIDADOR, ¿QUIÉN LO CUIDA?
INTRODUCCIÓN
Que un paciente alcance los
objetivos esperados en el cuidado de
su salud depende, en gran medida,
del diagnóstico, del tratamiento y
del cuidado médico. Pero también de
los cuidadores, quienes suelen ser
familiares que brindan la mayor
parte de los cuidados a largo plazo
y que en su gran mayoría carecen de
recursos para mantener su salud, su
bienestar y su seguridad financiera.
El tema de los cuidadores familiares
es un problema de salud pública en
sí mismo. Por ello, es urgente
reconocer su relevancia en la vida
del paciente en tratamiento, junto
con los desafíos asociados a la
recuperación de una enfermedad grave
o incluso frente a problemas
crónicos o enfermedades no
transmisibles como la diabetes, el
cáncer o las enfermedades
inmunológicas que suelen impactar la
movilidad de las personas e incluso
la capacidad para tomar alimentos o
medicamentos.
Una misión que, de acuerdo con
investigaciones realizadas en
diferentes países que veremos más
adelante, recae principalmente en
las mujeres. En la mayoría de los
casos, a-demás, no existe
retribución alguna, por lo que estos
servicios pueden generar un
quebranto financiero para los
familiares que dedican su tiempo al
cuidado de los pacientes.
Este documento refleja la situación
de los cuidadores que, aunque pueda
variar de país a país, es un
componente esencial para la
recuperación de la salud de muchos
pacientes con enfermedades
devastadoras. Y, además, recomienda
acciones para fortalecer y apoyar el
trabajo que desarrollan los
familiares y especialmente las
mujeres.
“La cuestión de los
cuidadores familiares es un problema
de salud pública en sí mismo. Por
ello, es urgente reconocer su
relevancia en la vida del paciente
en tratamiento”.
EL
VALOR DE LOS CUIDADORES EN LA MEJORA
DE LA SALUD
El reporte Caregiving in the US,
realizado en 2020 por The National
Alliance for Caregiving, concluye
que el rol de los familiares que
toman funciones de responsabilidad
para cuidar a otra persona enferma o
discapacitada puede ser un gran
desafío. Sin embargo, el impacto en
la salud de los pacientes ha quedado
demostrado en los indicadores
publicados, según los cuales las
personas que recibieron cuidados
mejoraron su salud y sus capacidades
funcionales más de 6 puntos
porcentuales en promedio comparado
con un reporte de 2015. Entre otros
aspectos, señalan una mejora en las
condiciones físicas y en la salud
mental y emocional, así como en
problemas de memoria que incluyen el
alzheimer. Es decir, los cuidadores
no sólo se encargan de asistir y
proveer de medicamentos, sino
también de ayudar en la recuperación
total de los pacientes.
De acuerdo con la Organización
Mundial de la Salud (OMS), los
cuidados paliativos son un enfoque
para mejorar la calidad de vida de
los pacientes y sus familiares. Y
esta calidad de vida implica la
recuperación de la salud del
paciente en problemas asociados con
enfermedades potencialmente
mortales. Se estima que 40 millones
de personas necesitan cuidados
paliativos cada año debido al
envejecimiento de la población y al
aumento de enfermedades crónicas no
transmisibles.
“Entre otros aspectos, señalan una
mejora en las condiciones físicas y
en la salud mental y emocional, así
como en problemas de memoria que
incluyen el Alzheimer”.
RETRATO DEL CUIDADOR
De acuerdo con el estudio “Perfil
del cuidador informal del adulto
mayor: un estudio comparativo entre
México, Puerto Rico y Colombia”,
realizado por la Universidad
Católica de Puerto Rico, un cuidador
o cuidadora es una persona que se
hace cargo de dar asistencia a una
persona que tiene dependencia.
Existen cuidadores formales e
informales. Dentro de los segundos
cabe destacar el cuidador primario,
que es la persona que se encarga de
las mayores necesidades de un
paciente.
Son personas que tienen múltiples
roles en el día, se en- cargan de
necesidades físicas y no
necesariamente tienen una formación.
El cuidador secundario es aquel que
apoya al cuidador primario, pero no
todas las familias disponen de
múltiples cuidadores.
Recientemente se han observado
cambios demográficos. Se pensaba que
los cuidadores informales eran
únicamente mujeres, pero, aunque
todavía es así en la mayoría de los
casos, el hombre ya participa más
como cuidador, sobre todo cuando se
trata de cuidar a niños pequeños.
Por otro lado, la mitad de los
cuidadores cuenta ya con educación
básica.
DATOS DEMOGRÁFICOS
En el anteriormente citado reporte “Caregiving
in US” se afirma que los cuidadores
de adultos de los Estados Unidos de
América tienen 49,4 años en
promedio; sin embargo, el 35% tienen
entre 50 y 64 años; además, mientras
que la mayoría de los cuidadores de
adultos cuidan a una sola persona
(76%), el 24% cuida a dos o más
adultos, lo cual ha aumentado
significativamente desde 2015 (18%).
Este hallazgo, en combi- nación con
la mayor prevalencia de la
prestación de cuidados, sugiere una
nación de estadounidenses que
continúan ofreciendo cuidados no
remunerados a familiares, amigos y
vecinos que puedan necesitar
asistencia debido a necesidades de
salud o funcionales.
49,4 es la media de edad.
35% tiene entre 50 y 64 años.
24% cuida a dos o más adultos.
(Fuente “Caregiving in US”, 2020).
El estudio de la Universidad
Católica de Puerto Rico sobre el
perfil del cuidador en México,
Puerto Rico y Colombia contó con una
muestra de 1.177 personas, en la que
se destacan varias características
comunes entre los cuidadores
informales de los países incluidos.
Se observa una predominancia de
mujeres (82%), muchas de ellas no
casadas (51%) y con al menos un hijo
viviendo con ellas (61%). Además,
una gran mayoría de estos cuidadores
son familiares del adulto mayor
(92.7%), principalmente hijas que
cuidan de uno o ambos padres.
Un dato significativo es que el 59 %
de estos cuidadores ha estado
asumiendo esta responsabilidad por
al menos cuatro años, y casi el 90%
no posee formación profesional en
cuidados de salud para adultos
mayores, aunque muchos tienen
estudios universitarios. Los
cuidadores informales asumen una
amplia variedad de tareas diarias.
Y, a pesar de que el estudio se
realizó en tres países, refleja una
realidad global en la que entre las
tareas más comunes se encuentran la
preparación de alimentos (64.8%), la
administración de medicamentos
(57.9%), la limpieza del hogar
(69.5%) y el transporte para citas
médicas o compras (81.1%). Estas
actividades muestran el nivel de
compromiso y dedicación requerido de
los cuidadores, quienes a menudo
deben equilibrar estas
responsabilidades con sus trabajos a
tiempo completo y sus roles dentro
de la familia.
82% son mujeres.
59% ha asumido los cuidados durante
más de cuatro años.
90% no posee formación profesional.
(Fuente: “Perfil del cuidador
informal del adulto mayor: un
estudio comparativo entre México,
Puerto Rico y Colombia”, 2023).
En Europa, un estudio sobre la
actuación informal de cuidadores,
realizado por la European Social
Survey en 20 países, constató que
las mujeres tenían un 33% más de
probabilidades de proporcionar
cuidados que los hombres y un 60%
más de probabilidades de
proporcionar cuidados intensivos. La
prestación de cuidados era más
probable entre los encuestados en la
franja etaria de 50-59 años.
El análisis mostró que los
encuestados con nivel educativo
medio y superior tenían un 18% más
de probabilidades de proporcionar
cuidados que los encuestados con
nivel educativo más bajo, pero este
efecto educativo fue impulsado solo
por las mujeres. Esto se debe,
principalmente, al hecho de que las
personas con menor nivel educativo
tenían diferentes distribuciones
etarias y estatus de empleo.
Aunque los grupos con mayor nivel
educativo pueden ser más conscientes
de las formas de movilizar cuidados
formales, esto aparentemente no
implica que no asuman la tarea de
cuidar personalmente. La cuestión de
la disponibilidad de tiempo es
frecuentemente sugerida como una
razón para que las personas no
proporcionen cuidados. En esta
línea, se evidenció que, en
comparación con los trabajadores a
tiempo completo, varias categorías
de no empleados prestaban cuidados
informales con más frecuencia,
especialmente personas cuya
principal actividad diaria eran los
trabajos domésticos, pero también
desempleados y jubilados.
33% más de probabilidades de
proporcionar cuidados si se es
mujer.
50-59 años es la franja etaria
mayoritaria.
18% más de probabilidades de
proporcionar
cuidados si se posee un nivel
educativo medio o superior.
(Fuente: “European Social Survey”).
EL COSTO E IMPACTO FINANCIERO DE LOS
CUIDADORES
Si bien el cuidado familiar es
gratificante, puede ser un desafío.
Y cuando los cuidadores no cuentan
con el apoyo que necesitan, su
salud, bienestar y calidad de vida a
menudo se ven afectados. Su futuro
financiero también puede correr
riesgo. Tan sólo en EE.UU, y de
acuerdo con el Departamento de
Salud, la pérdida de ingresos debido
al cuidado familiar se estima en 522
mil millones de dólares cada año.
Cuando los desafíos se vuelven
abrumadores y los cuidadores
familiares ya no pueden brindar
apoyo, las personas a las que cuidan
a menudo no tienen otra opción que
mudarse a hogares de ancianos o a
otras instituciones como hogares de
acogida, cuyo costo generalmente
corre a cargo de los contribuyentes.
De acuerdo con la OMS, en
enfermedades como la demencia, el
tipo y el nivel de los servicios
prestados por los sectores de la
salud y la asistencia social también
determinan el nivel de los cuidados
informales, que son proporcionados
principalmente por familiares. Los
cuidados informales representan
aproximadamente la mitad del costo
mundial de la demencia, mientras que
los costos de la asistencia social
suponen más de un tercio.
En los países de ingresos bajos y
medios, la mayor parte de los costos
de la atención de la demencia son
atribuibles a los cuidados
informales (65%). En los países más
ricos, los costos de los cuidados
informales y la asistencia social
representan cada uno aproximadamente
el 40%. En 2019, los cuidadores
pasaron una media de cinco horas al
día proporcionando apoyo para la
vida diaria a la persona con
demencia que cuidaban; el 70% de
esos cuidados fueron proporcionados
por mujeres. Dado el estrés
financiero, social y psicológico al
que se enfrentan los cuidadores, el
acceso a la información, la
formación y los servicios, así como
el apoyo social y financiero, es
especialmente importante. En la
actualidad, el 75% de los países
informan de que ofrecen algún nivel
de apoyo a los cuidadores, aunque,
de nuevo, se trata principalmente de
países de ingresos altos.
“Cuando los desafíos se vuelven
abrumadores y los cuidadores
familiares ya no pueden brindar
apoyo, las personas a las que cuidan
a menudo no tienen otra opción que
mudarse a hogares de ancianos”.
ENFERMEDADES QUE MÁS REQUIEREN EL
SERVICIO DE CUIDADORES
De acuerdo con la Organización
Mundial de la Salud, los cuidados
paliativos mejoran la calidad de
vida de los pacientes y de sus
familias cuando afrontan problemas
de orden físico, psicológico, social
o espiritual inherentes a una
enfermedad potencialmente mortal. Y,
por tanto, también mejora la calidad
de vida de los cuidadores. Una
amplia gama de enfermedades requiere
de cuidados paliativos en los que el
cuidador tiene un rol importante. Y
la mayoría de los adultos que los
necesitan padecen dolencias crónicas
tales como enfermedades
cardiovasculares (38.5%), cáncer
(34%) o enfermedades respiratorias
crónicas (10.3%).
EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN:
UNA NECESIDAD DE CUIDADO PERSONAL
Los datos más recientes sobre el
envejecimiento poblacional muestran
que la población global está
envejeciendo a una tasa sin
precedentes. Según un informe de la
ONU, el número de personas con 65
años o más debería duplicarse para
2050, alcanzando los 1,6 mil
millones, en comparación con los 761
millones en 2021. Este
envejecimiento poblacional se ve
impulsado por mejoras en la salud,
mayor acceso a la educación y
reducciones en la tasa de
fertilidad, resultando en una
expectativa de vida global que subió
a 71 años en 2021, aproximadamente
25 años más que en 1950. El
Instituto Nacional de Envejecimiento
de los Estados Unidos publicó datos
sobre el aumento del envejecimiento
y, por consiguiente, el aumento del
riesgo de enfermedades crónicas como
demencia, problemas cardíacos,
diabetes tipo 2, artritis y cáncer,
que son algunas de las principales
causas de gastos en salud. El riesgo
de demencia, incluyendo la
enfermedad de Alzheimer, aumenta con
la edad y es más común en adultos
mayores de 65 años.
Estas enfermedades físicas y
mentales requieren una atención y
ayuda considerable para que los
pacientes puedan realizar sus
actividades diarias, lo que los
vuelve muy dependientes de los
cuidadores.
Esto sugiere que la sociedad, a
medida que la población envejece,
puede necesitar un número cada vez
mayor de cuidadores para hacer
frente al aumento de la demanda de
atención médica y cuidado.
LOS CUIDADORES TAMBIÉN SE ENFERMAN
“Los cuidadores familiares en
Estados Unidos, ya sea que cuiden a
niños, adultos jóvenes o adultos
mayores, con frecuencia experimentan
altos niveles de estrés, frustración
y agotamiento”, dijo Miriam E.
Delphin-Rittmon, Ph.D.,
subsecretaria de Salud Mental y Uso
de Sustancias e integrante del
Equipo de Liderazgo Ejecutivo de la
Administración de Servicios de Salud
Mental y Abuso de Sustancias
(SAMHSA, por sus siglas en inglés).
“Para quienes cuidan a personas con
enfermedades mentales o trastornos
por uso de sustancias, puede
resultar especialmente difícil saber
a quién acudir en busca de ayuda.
Esta estrategia nacional establece
las acciones cruciales que estamos
tomando con socios en todo el país
para aumentar el acceso a los
servicios y apoyos que nuestras
familias merecen”.
En cuanto a la salud mental de los
cuidadores, el ya citado estudio de
la Universidad Católica de Puerto
Rico reveló que el 55.7% de los
cuidadores informales presentan
niveles de depresión que varían de
leve a severo. En México, los
hallazgos indican que el 60% de los
cuidadores muestra algún grado de
depresión y ansiedad, relacionados
con la dificultad para manejar el
estrés y la frustración de sus
responsabilidades de cuidado. Y, en
Colombia, más de la mitad de la
muestra de 199 entrevistados tiene
un nivel de depresión entre leve y
severo.
Además, el envejecimiento acelerado
de la población en Latinoamérica,
así como la “paradoja hispana del
cuidado”, destacada también por el
estudio, donde los latinos prefieren
cuidar a sus mayores en casa por más
tiempo en comparación con la cultura
general en los Estados Unidos,
gastando menos en hogares de
cuidado, pero dedicando más tiempo a
estas tareas sin remuneración,
presenta desafíos significativos
para los cuidadores informales.
Según investigaciones del Instituto
de Política Pública de AARP, que
evaluó a los cuidadores en Estados
Unidos, entre el 17% y el 35% de los
cuidadores familiares consideran su
salud como regular o mala. Los más
propensos a calificar el estrés
físico del cuidado como “alto” son
aquellos que brindan cuidado por un
año o más, los cuidadores mayores,
los cuidadores de personas con
Alzheimer o demencia, y aquellos que
conviven con la persona a la que
cuidan. El impacto físico y
emocional del cuidado de personas
con demencia resultó en costos
estimados de salud de $ 9,7 mil
millones en 2014.
Los cuidadores que proporcionan
cuidado a personas con demencia
corren el riesgo de comprometer sus
sistemas inmunológicos hasta por 3
años después de la experiencia de
cuidado, aumentando así sus
probabilidades de desarrollar una
enfermedad crónica. En el caso de la
demencia, por ejemplo, según el
“Informe Mundial sobre el Alzheimer
2019: actitudes hacia la demencia”,
más del 50% de los cuidadores de
personas con esa dolencia afirmaron
que su salud había sufrido como
resultado de sus responsabilidades
de cuidado, y más del 60% de los
cuidadores de demencia manifestaron
que su vida social había sufrido
como consecuencia de sus
responsabilidades de cuidado.
“El 55,7% de los cuidadores
informales presentan niveles de
depresión que varían de leve a
severo”.
ALGUNOS AVANCES ENFOCADOS EN MEJORAR
LAS CONDICIONES DEL CUIDADOR
El gobierno de EE.UU, a través del
departamento de Salud y Servicios
Humanos, publicó en 2022 la
estrategia nacional para cuidadores
familiares con más de 350 acciones
que pueden adoptarse desde el
gobierno, pero también desde el
sector privado para construir un
sistema que apoye a los cuidadores
familiares.
En América Latina y el Caribe,
muchos países carecen de servicios
de apoyo articulados por una
política nacional para la atención
de personas mayores en situación de
dependencia. Uruguay fue el primer
país en establecer una política
nacional de cuidados mediante el
Sistema Nacional Integrado de
Cuidados (SNIC) en 2015. El SNIC
busca ofrecer acceso universal a
cuidados de calidad para personas
mayores, personas con discapacidad y
niños. El sistema se financia con
ingresos generales e incluye un
sistema de coparticipación basado en
el nivel de ingresos. Además,
prioriza la formación y
profesionalización de cuidadores
remunerados.
El gobierno de Chile implementó el
sistema Chile Cuida en 2017 como
parte del Sistema Intersectorial de
Protección Social (SNAC), que
actualmente opera en 22 de los 346
municipios del país. Está destinado
a personas con dependencia moderada
o grave y a sus cuidadores,
centrándose en los hogares más
vulnerables. Los municipios
coordinan los servicios, que
incluyen asistencia domiciliaria,
centros de día y cuidados
residenciales, entre otros. El
sistema se financia con recursos
fiscales nacionales y locales, pero
carece de una ley nacional que
regule su funcionamiento, lo que
dificulta garantizar la cobertura y
la calidad de los servicios.
Costa Rica desarrolló un plan
progresivo de 10 años para crear y
expandir un sistema de cuidados a
largo plazo, con el objetivo de
aumentar la cobertura y la equidad
para personas mayores y cuidadores.
La elegibilidad se basa en los
niveles de habilidad funcional. El
plan incluye gobernanza, sistemas de
información integrados,
fortalecimiento de la prestación de
servicios, medidas contra la
desigualdad de género y un sistema
de garantía de calidad. Costa Rica
es uno de los primeros países de
ingresos medios en tener una
política nacional de cuidados a
largo plazo.
En Brasil existe un Documento
Orientador de Políticas de Apoyo al
Cuidador Familiar, que tiene como
objetivo presentar a los gestores y
a los agentes políticos brasileños
algunas de las líneas estructurales
para el diseño e implementación de
una política integrada y multinivel
de apoyo a los cuidadores familiares
en Brasil. Sin embargo, solo este
año se está elaborando una propuesta
de Política Nacional de Cuidados y
un Plan Nacional de Cuidados.
En México algunas entidades
federales cuentan con apoyo a
cuidadores. Sin embargo, esta
política de bienestar no está
generalizada y es poco conocida.
Otros países como Argentina,
Colombia, Panamá, Perú y República
Dominicana están discutiendo o
elaborando planes nacionales de
atención para personas en situación
de dependencia, con un enfoque en la
equidad de género y en la prestación
de servicios domiciliarios. Esta
tendencia refleja la
desinstitucionalización de los
cuidados, preferida tanto por
razones de costo como por las
preferencias personales de la
población dependiente.
“Muchos países carecen de servicios
de apoyo articulados por una
política nacional para la atención
de personas mayores en situación de
dependencia”.
3 CLAVES PARA CUIDAR A LOS
CUIDADORES Y ASEGURAR ADHERENCIA A
TRATAMIENTOS, MEJORAR LA CALIDAD DE
VIDA Y CONTRIBUIR CON UN SISTEMA
SOSTENIBLE DE SALUD ACCESO
A DATOS DE NECESIDADES
Existe la necesidad de abordar las
necesidades de los cuidadores,
impulsar una regulación que mejore
sus condiciones y que se les
reconozca como componente esencial
en la recuperación de la salud del
paciente. Gobiernos, empresas y
organizaciones de la sociedad civil
deben conocer al paciente, sus
necesidades, y el impacto que tienen
las enfermedades en la familia en
general. En la actualidad, gracias
al análisis de grandes volúmenes de
datos, a la clasificación y al
acceso a fuentes de información,
cada vez es más fácil obtener los
datos que permitan conocer el número
de personas que se dedican a cuidar
pacientes, así como los desafíos que
enfrentan en cada una de las
enfermedades que más impactan en la
recuperación y que requieren
cuidados. Y a partir de este
análisis, colaborar con terceros
interesados para impulsar políticas
públicas que permitan el
reconocimiento del valor que aportan
los cuidadores y el establecimiento
de programas de apoyo.
PROGRAMAS DE APOYO A CUIDADORES
Actualmente, algunos gobiernos
cuentan con iniciativas para
fortalecer con recursos financieros
el trabajo de los cuidadores. Sin
embargo, todavía no es una actividad
generalizada. Se pueden ver algunas
iniciativas en plataformas
políticas, pero hay poco
conocimiento del impacto real y poco
interés en desarrollar los programas
de apoyo. Algunas empresas del
sector salud cuentan con programas
de apoyo a pacientes, pero no
incluyen proyectos que podrían
mejorar el proceso de la enfermedad
como cursos para entender mejor la
importancia de los cuidados
paliativos y cómo contribuir a la
recuperación más rápida del
paciente.
POCA CONVERSACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN
SOBRE EL TEMA
Existe un día, en el mes de octubre,
que recuerda el valor de los
cuidados paliativos. Pero, a pesar
de ello, es muy poca la conversación
que se genera sobre ellos. Y, por lo
tanto, existe poca sensibilización
sobre el rol de los cuidadores, el
impacto de esa clase de cuidados
sobre su salud física y mental y,
además, el impacto sobre sus
finanzas, primero por no tener
ingresos y segundo por tener que
buscar opciones de empleo flexibles
para poder dedicar tiempo a cuidar
al paciente en su familia. Es
esencial la ampliación de los
programas de formación con los que
cuentan organismos como la OMS para
que los cuidadores puedan continuar
ofreciendo servicios con mayor
calidad y mayor impacto, sin
comprometer su propia salud y
bienestar.
Campañas de comunicación que
destaquen el rol del cuidador no
sólo ayudarán en la sensibilización
y el mayor involucramiento de más
personas como cuidadores, sino que
ayudarán en el impulso de las
políticas públicas, en la
integración de los cuidadores a los
sistemas de salud y en el
reconocimiento de una labor que
contribuye en gran medida a la
recuperación de los pacientes y a la
disminución del impacto en la vida
familiar, así como a la
incorporación a la vida productiva.
“Cuidar a los cuidadores no solo
mejora su bienestar, sino también la
sostenibilidad del sistema de
salud”.
CONCLUSIÓN
Los estudios realizados en
Latinoamérica, así como en Estados
Unidos y Europa, destacan
similitudes significativas en el
perfil y las responsabilidades de
los cuidadores informales. En todos
los contextos, las mujeres
predominan como cuidadoras,
asumiendo tareas esenciales y
complejas sin recibir formación
profesional. La mayoría de estos
cui- dadores son familiares
cercanos. En conjunto, estos
hallazgos subrayan la creciente
carga de los cuidadores informales y
la necesidad de apoyo y
reconocimiento para estas personas
que desempeñan un papel crucial en
el bienestar de los pacientes y que
se vuelven importantes para lograr
que los pacientes recuperen su
salud.
Además, la salud mental de los
cuidadores es una dimensión crucial
que merece atención y apoyo urgente.
El rol de cuidar, aunque
gratificante, conlleva un peso
significativo sobre la salud
emocional y psicológica de los
cuidadores. De forma general,
estudios revelan altos niveles de
depresión y ansiedad entre los
cuidadores informales. Esta carga se
agrava en contextos donde las
estructuras de apoyo son
insuficientes, y la tendencia
cultural de cuidar a los mayores en
casa sin remuneración añade un mayor
sacrificio personal. Por lo tanto,
para proteger la salud mental de los
cuidadores, es esencial que los
gobiernos, las organizaciones de la
sociedad civil y las empresas
implementen medidas de apoyo
efectivas. Iniciativas como la
estrategia nacional de EE. UU.
ofrecen un modelo para seguir,
proponiendo acceso a servicios de
salud mental, formación
especializada y apoyo financiero.
Cuidar a los cuidadores no solo
mejora su bienestar, sino también la
sostenibilidad del sistema de salud
en una sociedad que envejece
rápidamente y donde las demandas de
atención seguirán aumentando.
AUTORES: Georgina Rosell - Socia y
Directora Senior Healthcare Europa -
grosell@llyc.global
Javier Marín - Director Senior
Healthcare Américas -
jmarin@llyc.global. En este Informe
también ha colaborado Giovanna Braga
- Consultora de Healthcare..
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