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Opinión


PATIENT BLOOD MANAGEMENT:
LA ESTRATEGIA QUE REVOLUCIONA LA SEGURIDAD DEL PACIENTE

Por la Dra. Alicia B Vilaseca (*)


En el contexto actual de la medicina, la optimización de los recursos y la mejora de la seguridad del paciente son imperativos. El Patient Blood Management (PBM), una estrategia sistémica, centrada en el paciente y basada en la evidencia, se ha posicionado como una herramienta fundamental para lograr ambos objetivos.
Más que una simple alternativa a la transfusión, el PBM busca mejorar los resultados clínicos de los pacientes, reducir los riesgos asociados a las transfusiones y conservar un recurso tan valioso y limitado como la sangre alogénica.
El PBM se basa en tres pilares fundamentales, también conocidos como las “3 E’s”:

1. Evaluación y manejo de la anemia y la ferropenia preoperatorias.
2. Evitar pérdidas sanguíneas.
3. Evitar la transfusión innecesaria.

El PBM requiere de un trabajo transdisciplinario de todo el equipo de salud que permita detectar los pacientes en riesgo de quedar expuestos a transfusiones, que concientice sobre los recursos necesarios durante el período de hospitalización para reducir la pérdida de sangre, tan simples como el uso de mantas térmicas en cirugía o sala de partos para evitar la hipotermia no intencionada y sus consecuencias sobre la hemostasia, como el estricto control del número de extracciones diarias y volumen de las mismas (principal causa de anemia iatrogénica en el paciente internado).
La evidencia científica ha dejado en evidencia que hoy pleno siglo XXI las transfusiones tiene un 50% de indicación inadecuada evitable y con serios efectos adversos con aumento de la morbimortalidad.
Debemos generar conciencia en la necesidad de preservar la propia sangre, utilizando todos los recursos para que el propio cuerpo pueda responder a la emergencia, reservando la transfusión para el paciente oncológico en etapas de fallo medular y las primeras etapas del tratamiento del sangrado crítico de cualquier origen.

La anemia y la ferropenia: enemigos silenciosos

La anemia y la ferropenia preoperatorias son factores de riesgo modificables de exposición a transfusiones. La presencia de anemia ferropénica afecta a más de 2.360 millones de personas alrededor del mundo siendo la más frecuente, incluso en sus formas leves.
La misma se asocia con un aumento de la morbilidad, la mortalidad y la duración de la estancia hospitalaria. Un paciente anémico tiene una mayor probabilidad de necesitar una transfusión sanguínea durante o después de su estancia hospitalaria y más si fue por motivos quirúrgicos, lo que a su vez incrementa los riesgos de efectos adversos como el TRALI (lesión pulmonar aguda relacionada con la transfusión) y el TACO (sobrecarga circulatoria asociada a la transfusión).
La ferropenia sin anemia es el déficit nutricional más frecuente afectando a más de 1.180 millones de personas alrededor del mundo, siendo también es un factor crítico. La deficiencia de hierro compromete la capacidad del organismo para compensar la pérdida de sangre, lo que puede exacerbar la necesidad de transfusiones, pero además por sus otras funciones como cofactor de la síntesis de enzimas mitocondriales, y de las vías noradrenérgicas dopaminérgicas y serotoninérgicas expone al paciente quirúrgico mayor inestabilidad hemodinámica, susceptibilidad a infecciones, delirio postoperatorio, entre otros.
La identificación y el tratamiento oportuno de estas condiciones, mediante la suplementación de hierro (oral o intravenosa) y eritropoyetina si es necesario, son pasos cruciales en la preparación del paciente para cualquier procedimiento mayor.
Dentro de la población más expuesta debemos poner en situación privilegiada a las mujeres en edad fértil, embarazadas niños y adultos mayores.

La salud sanguínea: un concepto transformador

El concepto de “Salud Sanguínea”, acuñado por Sherri Osawa del Centro de Sangre de Canadá, enfatiza una perspectiva proactiva y centrada en el paciente. Osawa argumenta que debemos considerar la sangre como un órgano vivo, un reflejo de la salud general del paciente.
El PBM busca no solo optimizar este “órgano”, sino también mejorar el estado de salud global del individuo. Abordar la salud sanguínea significa garantizar que el paciente llegue a las situaciones potencialmente críticas como parto cirugía sepsis etc., con sus reservas de hierro y hemoglobina en niveles óptimos, lo que mejora su resiliencia y su capacidad de recuperación.

El urgente llamado de la OMS y el “Win-Win” del PBM

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha instado a todos los países a adoptar el PBM como una estrategia de salud pública. Este llamado urgente se basa en la evidencia de que el PBM mejora la seguridad del paciente y optimiza los recursos sanitarios. La implementación del PBM representa una situación de “ganar-ganar” (“win-win”):

Para el paciente: disminuye el riesgo de transfusiones innecesarias, lo que se traduce en menos complicaciones, una recuperación más rápida y una estancia hospitalaria más corta.
Para el sistema de salud: reduce costos al minimizar el uso de hemoderivados, disminuir las complicaciones postoperatorias y acortar la duración de la hospitalización.
Para el banco de sangre: aligera la presión sobre el suministro de sangre, garantizando que haya stock disponible para quienes realmente lo necesiten en casos de emergencia.

El PBM no es una moda pasajera, sino una evolución necesaria en la práctica médica. Al enfocarnos en la salud sanguínea del paciente y en la optimización de sus propios recursos, estamos construyendo un sistema de atención médica más seguro, eficiente y centrado en la persona.
El PBM no es una opción; es un estándar de atención. Adoptarlo significa priorizar la seguridad, la eficiencia y la calidad en la práctica clínica diaria.

Citas bibliográficas recomendadas:
OMS (2010): Transfusion safety and clinical use: Patient blood management. La OMS ha publicado directrices y llamados a la acción que respaldan la implementación del PBM a nivel global.
Kotze et al. (2012): The cost-effectiveness of a patient blood management programme in a tertiary hospital setting. Este tipo de estudios demuestran el impacto económico positivo de la implementación del PBM.
Spahn et al. (2019): The new era of Patient Blood Management: a multidisciplinary approach. Numerosos artículos en revistas como Transfusion y Anesthesiology destacan la importancia del enfoque multidisciplinario del PBM y su impacto positivo en los resultados clínicos.

 

(*) Jefa de Hematología Clínica San Camilo Buenos Aires. Argentina. Presidenta del Capítulo Argentino de la Sociedad Iberoamericana de Patient Blood Management.

 

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