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Medicina prepaga 2007: ¿aumentos de precios o copagos? |
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Pareciera ser que los usuarios de la
medicina privada se enfrentan en estos días a un dilema
difícil de resolver: o aceptan los planes con copagos (muy
difundidos históricamente en el sistema de Obras Sociales
Sindicales y Medicina Prepaga previo a la sanción del PMO) o
aceptan los aumentos en los planes superadores (¡gimnasio
incluido!).
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En los países con modelos
de salud más avanzados los copagos y deducibles son
herramientas indispensables para reducir el costo de las
primas, en razón de que el usuario participa en la gestión
del modelo de dos maneras: 1) económicamente con su pago de
bolsillo lo cual reduce el precio del plan y 2) moderando la
demanda innecesaria de servicios médicos, es decir aquellos
que no se traducen en una mejora de la salud de los
individuos.
La problemática de nuestro país está basada en dos
realidades: Tasas de utilización excesivas y precios
relativos bajos de los servicios médicos, generados por una
oferta excesiva de profesionales médicos y de tecnología en
un marco de escasas regulaciones y controles de calidad.
En el siguiente esquema podemos observar cómo funciona el
sistema tradicional de medicina prepaga (sin copagos).
¿Ahora bien, cuánto significan los copagos para el bolsillo
de una familia tipo?
Según algunos cálculos oficiales, estaríamos hablando de un
aumento en sus costos de salud de un 5%. Si le preguntamos a
un actuario, estaríamos en un 28% de aumento. ¿Cuál es la
verdad? Ni una ni otra.
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LAS CLAVES DE UN SISTEMA DE COPAGOS:
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el 12% de los usuarios de los
planes de salud generan el 60% del gasto médico.
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más del 75% de los gastos médicos
están relacionados con el tratamiento de
enfermedades crónicas.
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En el caso de la medicina
ambulatoria, los copagos son efectivos para
reducir el consumo, pero generan mayores costos
en visitas a las guardias de emergencias, y en
internaciones no programadas.
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En el ciclo de vida de una
familia tipo, los picos de consumo de servicios
médicos están relacionados con etapas bien
definidas como son la edad fértil de las
mujeres, la etapa madura (>45 años) en los
varones, y la vejez.
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La posibilidad
de migrar -de acuerdo a los perfiles de consumo-
de sistemas restrictivos (copagos) a sistemas de
libre acceso como los actuales atenta contra la
consistencia del sistema solidario, base para
cualquier esquema de seguro de salud.
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El mayor
ingreso que puede significar para el profesional
médico el cobro de un copago, a la larga se
diluye por una caída en la frecuencia de las
consultas y prácticas relacionadas.
En
definitiva si no sabemos aún cuáles patologías crónicas
estarán exentas de copagos, y si no definimos los perfiles
etarios específicos sobre los cuales se aplican los mismos,
es imposible calcular cuál va a ser el costo adicional para
los pacientes. Más aun, el hecho de disminuir la prevención
o interrumpir tratamientos tiene efectos sobre los costos
futuros asociados a la agudización y prolongamiento de las
patologías que pueden superar ampliamente los ahorros
generados por los copagos.
¿Cuál es la solución entonces para los incrementos en los
costos de salud?
Hoy estamos discutiendo el cambio de las coberturas a fin de
reducir costos, cuando en realidad la solución debería pasar
por la promoción, un sistema enfocado en la detección
temprana de los pacientes de riesgo, y en un esquema de
remuneración de los prestadores que promueva la atención de
las múltiples enfermedades crónicas de sus pacientes según
protocolos de atención basados en evidencia científica.
Estos cambios de modelo deben ir de la mano de la
implementación de programas de prevención y disease
management, a fin de no repetir las malas experiencias del
modelo de Managed Care de los últimos años en los EE.UU.
Así mismo, en la medida que los usuarios no participen de
las decisiones económicas, el sistema solidario seguirá
siendo ineficiente ya que los más sanos no financiarán
correctamente a los enfermos crónicos.
LA MEDICINA PRIVADA DEL SIGLO XXI* - EL USO RACIONAL DE
LOS PLANES MEDICOS.
¿Es posible pensar en un sistema donde los costos de salud
disminuyen respecto a otros servicios, donde la calidad ha
mejorado y el acceso a la mejor medicina está al alcance de
la mayoría?
Veamos cómo va a ser la medicina dentro de 15 años si las
autoridades aplican políticas racionales para alentar la
inversión privada y regular razonablemente la profesión
medica:(*)
(*) Adaptación de un artículo del “The New England Journal
of Medicine”.
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Jorge
Roldán tiene 44 años, y vive en un pueblo del interior de la
Provincia de Buenos Aires. Está afectado por varias
enfermedades crónicas incluyendo diabetes,
hipercolesterolemia e hipertensión. Está excedido de peso, y
dejó de fumar hace 8 años. Su padre murió en los sesentas
por un infarto masivo de miocardio. Hace unos años contrató
un plan con copagos y deducibles de una empresa de medicina
prepaga.
Jorge eligió su equipo de atención primaria chequeando por
Internet los antecedentes de los profesionales, sus
estadísticas de calidad y precios. Gracias a esta
información, se ha generado una sana competencia entre los
profesionales, lo cual ha estabilizado los precios de sus
servicios en los últimos años, mejorado la calidad y la
eficiencia.
Jorge accede periódicamente al equipo multidisciplinario de
atención primaria por e-mail, video conferencia y monitoreo
de sangre en domicilio. Es dueño de su historia clínica
electrónica y tiene implantado un chip en el abdomen que
monitorea la química sanguínea y la presión arterial. Es muy
cuidadoso con sus tratamientos, tomando una píldora diaria
que combina una baja dosis de aspirina, un inhibidor ACE, un
reductor de colesterol, y una droga que controla el grado de
azúcar en la sangre. Se efectúa chequeos periódicos en la
clínica local.
Desafortunadamente, durante una visita a la costa, se le
presenta un agudo dolor de pecho. En el Hospital zonal el
médico de guardia accede electrónicamente a su historia
clínica completa, y conecta el chip implantado en el abdomen
a una computadora que efectúa diversos análisis. Se le
diagnostica un infarto de miocardio. El cardiólogo le
inyecta intravenosamente nano robots que por control remoto
se dirigen a las arterias coronarias. El robot detecta una
lesión del 90% en la arteria coronaria izquierda descendente
y la repara.
El Hospital transmite electrónicamente la información del
tratamiento de Jorge a su Prepago, le factura los servicios
y debita la cuenta bancaria del asegurador. Para cuando
Jorge regresa a su casa, los trámites y pagos ya están
completos.
Los copagos y deducibles correspondientes a su plan también
han sido debitados de la cuenta personal de Jorge, pero se
le hace un descuento del 10% por haber cumplido los planes
de prevención indicados por su equipo de atención primaria
durante los últimos 12 meses.
Como podemos concluir, los copagos y deducibles no son ni
buenos ni malos, son tan solo una herramienta para fomentar
el uso racional de los planes médicos, y crear conciencia de
la necesidad de hacer prevención. Los costos de salud van a
bajar cuando los gobiernos promuevan la libre competencia,
alienten y faciliten la inversión tecnológica de los
prestadores para que todos los pacientes accedan a la
tecnología de punta, y regulen la medicina privada a fin de
brindarle a los usuarios mayor información para que puedan
elegir libremente sus prestadores y coberturas. |
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Artículo elaborado por
Satius Consulting Group |
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